sábado, 19 de marzo de 2011

El punto.

Punto.

El punto separa oraciones y estas pueden estar relacionadas, pero no de un modo inmediato. Tenemos que ser conscientes de la sutil diferencia, pues, que hay entre coma, y punto y coma, y también la diferencia entre el punto y coma, y el punto. Esa sutileza permite que cada autor personalice con mayor o menor severidad en el tratamiento gráfico d sus pausas.
Todos conocemos la existencia de dos tipos de puntos: el punto y seguido y el punto y aparte (o punto y final). Siempre que vayamos exponiendo frases dentro de una línea lógica, estas se separan preposiciones, conjunciones, con comas, puntos y comas o, como mucho, punto y seguido. Pero cuando la línea de argumentación,  o narración, se corta, lo hace mediante el punto y aparte. Cerrando así lo que se denomina un “párrafo”, porción de texto con sentido completo.
Cuando un párrafo es el último del texto, el punto y aparte pasa a denominarse punto y final.
Tenemos que insistir en la ambigüedad que supone puntuar, sin embargo, dentro de esa libertad tenemos que mantener una coherencia personal en el uso de los signos de puntuación. Como siempre, leer mucho nos puede ayudar, pero hay que ser consciente que cada autor puede tener una concepción ligeramente diferente de esa práctica, pero a pesar de ello siempre hay límites que no se deben sobrepasar. Desgraciadamente también existen los errores tipográficos. A ese tema también tendremos que dedicar un apartado.
Excepcionalmente no pondré ningún ejercicio ni ejemplo porque todo el texto es lo primero. Creo que son tres los errores claros y seis los susceptibles de interpretación.
¡Buena suerte!

4 comentarios:

  1. ¿Intentamos otra modificación del 002B, o lo dejamos así?
    Por cierto, es imprescindible que el curso de escritura aparezca como uno de mis blog en mi perfil. Yo no puedo quitarlo,¿y tú?

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  2. Sería conveniente que las modificaciones y correcciones las hicieses sobre el mismo artículo, eso sí, si es posible, dejando una nota de la fecha en que las has modificado.
    Respecto a lo de que aparece en tu perfil, eso es porque ahora también es un blog tuyo, sin embargo blogger permite ocultarlo en su apartado de configuraciones personales. Si te fijas en el escritorio, donde aparece el listado de blog's, aparece junto a estos un OCULTAR...

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  3. Donde no se pone punto nunca, nunca, es en los títulos, y me temo que en estas lecciones todos los títulos (y subtítulos) muestran un punto al final. Estaría bien que lo corrigieras.

    [...]
    5. Usos incorrectos

    [...]

    5.4. Nunca se escribe punto tras los títulos y subtítulos de libros, artículos, capítulos, obras de arte, etc., cuando aparecen aislados y son el único texto del renglón:

    Cien años de soledad

    Tampoco llevan punto al final los nombres de autor en cubiertas, portadas, prólogos, firmas de cartas y otros documentos, o en cualquier otra ocasión en que aparezcan solos en un renglón.



    Diccionario panhispánico de dudas ©2005
    Real Academia Española © Todos los derechos reservados

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  4. Sí Juan, tienes razón, sin embargo no lo cambiaré por dos razones: la primera es que a pesar de que es algo en lo que siempre me han insistido, he decidido hacerlo así (algún día me explayaré con mis razones, aunque puedo adelantar que no es válida para todos los títulos), y la segunda es que el castellano es una lengua viva y como tal la labor de la RAE (ella misma lo ha explicado más de una vez) es meramente indicativa. No en vano muchos de sus miembros han redactado diccionarios y gramáticas propias donde se omiten o se disponen algunas normas diferentes de las establecidas por la RAE (ver p.e. diccionario Rubio).
    Al margen del tema de la puntuación en títulos (que a aquellos que no tengan una buena razón para lo contrario les conviene seguir) quiero explicar que también soy de los que desde siempre ha escrito intencionadamente todos los "solo" sin acento. Durante un tiempo acaté las peticiones de mis correctores (sobre todo profesores), hasta que decidí liberarme. Finalmente la última normativa de la RAE me dio la razón, no sin cierto revuelo en el mundo de las letras. Otro tanto ocurrió a finales de los ochenta cuando se impuso la norma de acentuar las mayúsculas.
    Cierto es que una ortografía fuera de norma resta valor al texto escrito, pero por ahora no supone ninguna ilegalidad, aunque tampoco voy a incitar a una revolución por ello.

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