domingo, 20 de febrero de 2011

Deberes (002)

Muchos editores no desean leer todo el libro para decidir si lo publican o no. Por lo menos no en un principio. Por lo general te piden el primer capítulo y el argumento de la obra. Claro que cuando ellos dicen argumento realmente quieren decir sinopsis o resumen, porque siempre ponen un número de líneas o páginas determinado.

De todo esto podemos extraer la importancia que tiene el primer capítulo en cualquier novela. Tanto es así que, si hace algún tiempo servía para presentar a los personajes principales o el lugar donde transcurría la obra, hoy podemos ver ese primer capítulo como una pequeña historia en sí mismo.

Hoy ningún escritor en su sano juicio empezaría una novela con algo así: “En un lugar de la Mancha…” Sin embargo, si hay algo que nos atrae de ese comienzo, y es que todo el mundo lo conoce. Cervantes era un escritor que se cuidaba de mostrar un lenguaje cuidado y una fuerza argumental uniforme a lo largo de su obra, pero, aún así, el comienzo del Quijote es conocido, incluso, por aquellos que jamás han leído la obra. Nosotros nos conformaríamos, seguramente, porque nuestros primeros capítulos llamaran la atención de algún editor dispuesto a publicarnos.

A la hora de empezar un primer capítulo, uno puede hacerlo de casi cualquier forma, pero también hay unas normas más o menos establecidas. Recuerdo que en uno de los talleres de escritura en que participé, nos insistieron mucho en aquello de no empezar directamente con un diálogo… ¿Alguno de vosotros le ha dado ya un vistazo a “Pantaleón y las visitadoras” de Mario Vargas Llosa? Este libro no empieza con un diálogo, lo hace con dos. Porque el autor, continuamente, pone dos diálogos que suceden en tiempos diferentes y se identifican, más que nada, por los personajes. Eso hace que el primer diálogo sea realmente complicado y tenga que leerse varias veces para diferenciar cada una de las situaciones. A lo largo del libro uno se acostumbra y ya no resulta tan complicado, a pesar de las enrevesadas formas de hablar de algunos de los personajes.

No hay duda, de que Vargas Llosa se arriesgó mucho en ese inicio de libro. Algo que solo puede hacerse si uno está muy seguro de que sus editores van a respetar más la seguridad que el nombre del autor da, que de las complicaciones que supone ese comienzo tan poco tradicional. Está claro que un autor novato debe respetar las normas… o casi. Es importante enganchar a lector para lo que tiene que llegar.

Había pensado que el ejercicio de esta semana fuese la elaboración de un primer capítulo, pero de qué. Después me di cuenta que una sola semana para todo un primer capítulo podía ser un trabajo imposible. Por eso vamos a pensar primero un argumento para una historia, que votaremos. Después decidiremos el estilo que queremos y ya pondremos ese primer capítulo como deberes, pero con dos semanas de margen.

Así pues, para esta semana, más que unos deberes de escribir, tendremos unos deberes de pensar. Toca idear el esqueleto argumental de una historia. Procurad no meter trama en ese esqueleto. Si no es demasiado complicado, no deberíamos sobrepasar las doce líneas, pero esta vez lo dejo a vuestra discreción. A ver si de lo pensado, entre el jueves y el sábado próximos, sacamos el argumento que mejor nos va para trabajar el primer capítulo.

¡Suerte y al toro!

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